martes, 2 de septiembre de 2008

NO COMPRENDO LA POBREZA...

No comprendo la razón.
No comprendo la injusticia y la desigualdad.
Mientras unos necesitan, otros desechan.
Mientras unos adelgazan por vanidad, sometiendo su salud; a otros las circunstancias los obligan.

En ocasiones el egocentrismo nos ha consumido de tal forma que nos olvidamos de su existencia, nos olvidamos que esas personas tienen necesidades y sentimientos al igual que nosotros.

Tantas teorías sobre causas, pero no pocas acciones para desarraigarla.
Culpa por omisión, debería sentir todo aquel que voltea la vista ante esta realidad.

Ellos no ruegan por que el bienestar llegue a buscarlos a su hogar, tan sólo piden que se les muestre con paciencia, la ruta para llegar a la prosperidad.
Necesitan ayuda como un niño que empieza a caminar, como un anciano para recordar.

No quiero blasfemar, pero no comprendo donde esta Dios cuando lloran, cuando sufren, cuando claman y cuando mueren.

¿Es acaso una utopía pensar en un mundo con equidad?
Es un problema muy difícil de cambiar e imposible de ignorar.

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