viernes, 24 de octubre de 2008

VIDA Y METAS

Cuando somos jóvenes nuestro corazón se abre al glorioso paraíso de las ilusiones y las metas. Muchos creamos un plan de vida y logramos visualizarnos como profesionales de éxito en el campo que nos apasiona. Estudiamos, practicamos, nos desvelamos y nos esforzamos persiguiendo nuestros sueños. Nuestros ojos están puestos en la línea de meta en la cual al cruzar, levantaremos los brazos eufóricamente, llenos de satisfacción.

Es maravilloso tener metas, pues ¿qué es la vida sino la lucha por lograrlas? PERO, algunas veces cometemos el error de concentrarnos únicamente en los estudios o el trabajo para lograr los objetivos que nos hemos propuesto y descuidamos el aspecto básico que es la preservación de la vida a través de la salud o bien de la prudencia. Planteamos rutas para llegar a nuestras metas, pero no solemos desarrollar estrategias para llegar con vida. Estamos obviando lo esencial.

Pensemos ahora, ¿qué es la vida sin salud? Nuestras capacidades, ánimos y entusiasmo pueden menguar. No hay nada peor que sufrir daños a la salud por negligencia propia, pues significa que no estuvimos conscientes de valor de nuestra salud y por ende de nuestra vida. Tal como los esfuerzos que conlleva alcanzar una meta, es oportuno esforzarse por dejar malos hábitos y adquirir buenos. Para prolongar nuestra existencia y salud, vale la pena hacer el sacrificio de dejar cosas que nos gustan pero son dañinas.

Las estrategias para lograr las metas trazadas deben ir de la mano con las estrategias conservar y prolongar la salud y vida. Puede haber salud y vida sin metas claras, pero no metas sin vida.

jueves, 23 de octubre de 2008

DE CUANDO COMPLIQUÉ LO SENCILLO

Como cada día, ese martes 10 de agosto, abrí los ojos a las 6:00 de la mañana. No era un martes normal para mí. A la primera vez que mi despertador sonó, extendí la mano derecha para apagarlo y me levanté sin vacilar. Tenía una dosis extra de energía y entusiasmo, había algo que me motiva y con mi sexto sentido percibía que sería un día especialmente magnífico.

Me bañé, y luego desayuné. Estaba por salir de mi casa hacia la oficina, cuando recordé que no había guardado en mi bolso el CD que archivaba una campaña de publicidad, que de ser avalada por los clientes, sería transmitida por las principales radios del país. Regresé al estudio presurosa para recojerlo, pues allí lo había dejado. Estaba segura que lo había dejado en la primera gaveta del lado izquierdo del escritorio, pero no estaba. A los tres minutos de buscar y no encontrar comencé a gritar y maldecir como loca profana. Busqué en cada rincón, entre cada libro, en el piso, en las gavetas del escritorio, incluso en la maceta junto a la ventana, pero no lo encontraba. Maldije pensando que alguien lo había tomado o cambiado de lugar. El positivismo con el que desperté se había ido volando al carajo. En ese momento perdí la paciencia, ahora las palabras soeces proferidas de mi boca venían acompañadas con lanzamiento de objetos por todo el lugar. Libros volaban y chocaba contra la pared y el piso, hasta quebré un ángel de cristal que mi madre me había regalado. La presión de tener el reloj en contra me puso muy nerviosa. Salí del lugar para tratar de tranquilizarme, cerré los ojos y respiré profundo. Regresé tratando de cubrir la histeria y el nerviosismo con frases positivas en mi mente, mismas que por momentos se debilitaban hasta desfallecer. Decidí buscar calmadamente, y para mi sorpresa, el CD estaba encima del escritorio, había estado allí todo el tiempo. Nunca busqué en el lugar más sencillo, me compliqué por veinte minutos cuando estaba allí tan cerca y visible.

jueves, 9 de octubre de 2008

GEORGE ORSON WELLES Y LA GUERRA DE LOS MUNDOS

George Orson Welles nació el 6 de mayo de 1915, en Wisconsin, Estados Unidos. Este productor (radio, cine) y locutor saltaría a la fama con la adaptación radial de una novela de ciencia ficción.

El trabajo de Welles en radio se desarrolló principalmente en la cadena estadounidense CBS. En 1938 se asoció con John Housman y conformaron el “Mercury Theater in the Air”, en la CBS.

El 30 de octubre de 1938, a las 8:00 a.m. de la mañana, Welles representó una adaptación literaria de “La guerra de los mundos”, obra del autor Herbert George Welles, la cual se convertiría en todo un hito histórico en el medio radial. A esa hora se solía transmitir obras de radio teatro. Sin embargo en ésta producción, Welles deseaba añadir una dosis extra de realismo, por lo cual trasmitió su mensaje en forma de cápsulas noticiosas.

La dramatización consistía en informar que astrónomos acababan de descubrir que en Marte había ocurrido una serie de extrañas explosiones, las cuales desembocaron con la caída de un meteorito en la tierra, justamente en la localidad de Grovers Mill, Nueva Jersey. Luego especificaron que no se trataba de un meteorito, sino de extraño objeto cilíndrico, además se dijo que muchas personas se reunieron en el lugar y presenciaron que del objeto caído del universo salían criaturas monstruosas. Estos seres extraños lograban matar con suma facilidad a los soldados que acudieron al lugar para contraatacar pero los marcianos avanzaban en su invasión hacia New York.

La transmisión era sumamente realista, con gritos, reporteros hablando de forma agitada, por lo cual se produjo temor e histeria en los pobladores, pues pensaban que se trataba de invasión alienígena. Hubo reportes de personas que se encerraron en su sótano armados, otros tantos que se colocaron toallas mojadas en la cara para protegerse de los gases venenosos de los extraterrestres, incluso hubo llamadas de alerta a la policía. La dramatización provocó tal conmoción, a pesar que al inicio, y tres veces después, se explicó que se trataba de ficción.

En ese entonces la radio contaba con gran credibilidad, la gente creía todo lo que en ella se decía. El programa, que llegó a 6 millones de personas, causó gran polémica cuando quienes creyeron que era real, descubrieron que no lo era. Tan grave fue el hecho que la policía allanó la radio, y tomaron todos los materiales que habían sido utilizados para esta producción, a excepción de un guión, el cual conservó un compañero de Welles. Posteriormente Welles se excusó con las autoridades y audiencia en general, argumentando que no pretendió causar tal impacto y temor dentro de la población, se escudó y recordó que en la transmisión se dijo cuatro veces que simplemente se trataba de ficción. El evento acaparó la portada de varios medios impresos, incluyendo el New York Times.

Para la radio fue un evento memorable y glorioso, pues se descubrió el impacto y poder de una narración bien estructurada y efectuada. Esta dramatización puso de manifiesto que en efecto, la radio es un medio poderoso, capaz de mover masas. Se evidenció también la fugacidad en los mensajes.

La historia generó también cuestionamientos sobre la ética y responsabilidad que deben manejar los medios masivos de comunicación.

miércoles, 8 de octubre de 2008

"SIN TETAS NO HAY PARAÍSO"

Es el título de la novela de escritor y guionista colombiano Gustavo Bolívar Moreno. Ésta fue publicada en agosto del 2005, y cuenta con más de 150,000 ejemplares vendidos alrededor del mundo.

Dentro de su haber destacan también otros títulos: “El suicidario del Monte Venir” “Así se roban las elecciones en Colombia”, “El cacique y la reina” y “El candidato”

En el 2006 el canal colombiano “Caracol” adaptó la novela a una serie. El guionista fue el mismo Gustavo Bolívar. La serie es un conjunto de sólo 26 episodios de 1 hora de duración cada uno.

Dos años después, en España se realiza la misma serie, producida por Telecinco.

La historia narra la vida de Catalina, una mujer que desea salir de la baja condición socioeconómica en la que vive. Jessica, conocida como “la diabla”, es una proxeneta que ayuda a Catalina a realizar su sueño. Sin embargo, para ello Catalina necesita de urgencia implantes de busto, pues su talla natural no es atractiva para los clientes exigentes.

En la aventura, estas dos mujeres viajan juntas, se ligan a grandes personajes del narcotráfico colombiano, hombres sumamente adinerados y poderosos, con quienes logran obtener todo lo que desearon económicamente, sin embargo, su amistad se ve duramente fracturada a causa de la ambición de ambas.

Esta serie desnuda la realidad de los problemas sociales más frecuentes en la actualidad en países latinoamericanos. La prostitución, narcotráfico, mafias y violencia no son problemas exclusivos de una serie, ni de un solo país; son también problemas latentes que se desarrollan en nuestra tierra.

Ver la vida de los personajes que se dedican a la prostitución, me hace diferir y aborrecer aún más la popular frase “mujeres de la vida fácil”, pues lo último que tienen es una vida fácil. Mujeres que se tienen que enfrentar al rechazo social, el sentimiento de ser utilizadas, estar expuestas a ser agredidas, asesinadas o contagiadas de una enfermedad infecciosa y sobre todo, infelices en su interior. Y es que la serie no es ajena a la trágica realidad. Como todo ser humano merecen respeto y derecho a no ser juzgadas.

Actualmente esta gestando la segunda parte de esta exitosa serie.


miércoles, 1 de octubre de 2008

MEMORIAS DE INFANCIA

Hoy hace 33 años se celebró por primera vez el Día del Niño en nuestro país. Es oportuno entonces abrir el baúl de los recuerdos en nuestra mente y volver a vivir momentos de inocente niñez.

En el colegio he vivido instantes maravillosos e inolvidables de mi niñez y ahora quiero recordarlos. Cada mañana, al pasar por el Reloj de Flores, un vacío se formaba en mi estómago, la ansiedad surgía junto al deseo de no ir a clases. Mi mamá me dejaba en la puerta roja del colegio, la misma que cada mañana me veía llorar. Las maestras al verme en ese estado trataban de consolarme con dulces y palabras. Esto cuando tenía siete años. Al transcurrir del tiempo, el llanto se tornó en risas, felicidad que he quedado grabada en lo profundo de mi alma.

Cada Día de Pascua, llevábamos huevos pintados de colores, con dulces o chocolates dentro y un retazo de papel de china por encima. Íbamos a un jardín, el cual llamábamos, “El País de las Maravillas”; allí las maestras escondían los huevos y nosotros emprendíamos la aventura de buscarlos. Desde luego siempre estaban presentes las travesuras. Un día corriendo con dos amigas por un pasillo, accidentalmente tiramos a una maestra, al voltear la vista, nuestros ojos captaron una escena muy graciosa, la maestra de cabello largo y rizado estaba tirada en el piso con un gesto de dolor mientras cuatro niños ayudaban a levantarla, simplemente no pudimos contener la risa. Los recuerdos que llegan a mi mente en estos momentos humedecen mis ojos y me hacen suspirar de melancolía, esos momentos que no volverán, que quedan grabados en el corazón, mente, fotografías o bien un cuaderno de recuerdos.

Por otra parte, no todos los niños de Guatemala tienen la bendición de tener una alegre infancia. Lo que más me ha impactado en los últimos días fue cuando, de regreso a casa, en una parada de semáforo un niño de unos ocho años limpiaba parabrisas mientras perduraba la luz roja, y a un lado, un niño un poco más grande junto a un bebé que dormía inocentemente sobre el rustico asfalto de la banqueta. Por otra parte, en una visita a un orfanato, me di cuenta como los niños valoran hasta los más mínimos detalles. Fuimos con unos compañeros y llevamos piñata, dulces y comida. Los niños disfrutaron de los dulces, pero les fue más grato el contacto con nosotros, el simple hecho que los tomáramos de la mano, cargar a los más pequeños, darles un abrazo o jugar los hacia sonreír, fue impactante ver como su semblante cambió cuando nos fuimos.

Ahora que veo atrás me doy cuenta de lo afortunada que fui y soy. Agradezco a Dios por mi familia, mis amigas y amigos de infancia, quienes con pocos conservo fuerte amistad y hermandad. Extraño esos tiempos, en los cuales vivía sin problemas ni complicaciones. Creo yo que la inocencia es una virtud que permite una vida plena, libre, sin problemas o dilemas.


Ahora extraño a la niña que se permitía llorar cuanto fuese necesario, sin importar quien observara; extraño a la niña que su mayor placer era correr y jugar. Extraño una parte de mí que perdí al crecer.